Cada n meses, se impone una palabra de moda. Hace dos años teníamos a la innovación como abanderada de la salida de la crisis. Ahora la releva la palabra “emprendedor“.

Emprendedor fue mi abuelo. Con su “paraeta” a cuestas por esos caminos de Dios. Más tarde se asentó abriendo una en su propio domicilio donde paso a llamarse la “paraeta de la reja”.

Emprendedor fue mi padre. Con su taller mecánico – planchista. Siempre intentando nuevas maneras de ganar dinero, termino sus días pintando cuadros al oleo con mayor o menor éxito.

Emprendedor soy yo. Sólo recuerdo haber trabajado un año por cuenta ajena. He montado empresas desde los 18, con más o menos fortuna, en diferentes industrias. Aunque siempre me han atraído las nuevas tecnologías.

Ser emprendedor se refiere a ser una persona que siempre busca nuevos retos, que siempre busca nuevos objetivos y trabaja en cumplirlos. O sea que emprendores han habido desde que el mundo es mundo.

Nuestro gobierno tiene el objetivo, ya veremos cuando lo cumple, de crear la ley del emprendedor para salir de esta crisis que nos asola. Yo fomentaría mucho más la figura del intraemprendedor. Trabajadores por cuenta ajena que se implican en la empresa en la que trabajan. Centrándose en la innovación y en la propia creatividad. Transformando una idea en un producto realizable, trabajando desde el entorno de una organización y persiguiendo los mismos objetivos.

Para esto hay que cambiar muchas mentalidades tanto de empresarios como de trabajadores.

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